Humo Mariposa

Sunday, November 06, 2005

Las cosas que nos pasan en domingo











Ha sido ahora,
en la mañana abierta y derramada,
que todas las ventanas quebraron el silencio.

Se me salió la vida de la boca
para decirte amor
antes de palpar la temperatura del aire.

A mi la esperanza me nace con la sangre.

Y toda la reproducción espléndida y orgánica
de mis partículas, te llama.

Alguien me dijo un día que no persiguiera palomas en la plaza,
que aprendiera a andar despacio y silenciosa,
para que no escaparan los sonidos,
los pálpitos
y las plumas brillantes de los pájaros.

Pero he sido siempre mariposa.
Bebo de la luz sin meditarlo.

Hay tantas cosas que se meditan, mira:
los dineros, las almohadas,
el arroz y las semillas.

Y tantas otras llegan sin licencia:
huracanes, trinos, céfiros y soplos
que alteran las constantes y revierten
la crónica clausura de las luces.

No hay forma de sellar todo resquicio.
Se cuelan el amor y sus destellos.

Hoy que brillas,
vuelo lento y giro para verte
inaugurar tus ojos de abismo y bosque glauco,
y le tengo miedo al humo y a quemarme las alas
con la bruma.

Pero hay tanto sol dibujando el cuerpo de almíbar
y guitarras, que se entibia la alfombra,
despiertan las plantas,
y en el sofá predilecto aflora la hondonada,
la barranca donde todo corazón
aletea y bate sus palabras nuevas,
para ver si ya aprendió a volar
o por lo menos,
a no estrellarse contra las rocas del suelo.

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